OURENSE, 14 de marzo de 2025. Con más de 300 participantes finalizaron las Jornadas de Historia Contemporánea y del Tiempo Presente que, organizadas por UNED Ourense y la Facultad de Historia de la Uvigo, se centraron este año en las élites, la ciudadanía y el poder local durante la Transición española. En su presentación, el director de UNED Ourense, Jesús Manuel García Díaz, ofreció un breve repaso al concepto de Transición, período desde el término de la dictadura franquista a la primera etapa del reinado de Juan Carlos I, dentro de la "tercera ola democratizadora", teorizada por Huntington, iniciada con la Revolución de los Claveles en Portugal para culminar con la caída de los regímenes comunistas de la Europa Central y Oriental. La Transición constituyó, además, la segunda etapa democratizadora de la historia de España en el siglo XX". García Díaz animó a los matriculados en estas jornadas a acercarse a la Historia "con interés, con documentos, para hacer buena investigación, como la que mana de los contenidos de la presente edición, y de las precedentes. Hacer Historia sin filias ni fobias, algo tan al día en nuestra sociedad, donde brotan pseudohistoriadores a los que interesa la ideología y otros intereses antes que la mayor objetividad. Y esto me hace recordar también el periodismo, donde hoy pululan falsos informadores o pseudoperiodistas, al igual que pseudohistoriadores. Dos nobles oficios que trabajan con datos, documentos, para mostrar la verdad o la veracidad de los hechos, cada uno según la metodología que le es propia. En fin, estamos en Historia y como futuros historiadores, lo que toca ahora es divertiros aprendiendo, enriqueciendo vuestra formación para ser buenos profesionales. Porque la sabiduría mueve más que todas las cosas que se mueven, como felizmente reza el lema del escudo de la UNED".
El director de las jornadas, Julio Prada Rodríguez, dijo que "una señal de identidad de nuestra Facultad es potenciar la labor de las diferentes Áreas en la organización de estas actividades que tienen en común la de adoptar la fórmula de seminarios o jornadas de especialización temática que se integran en la programación docente de nuestras respectivas materias con la intención de acercaros a distintos aspectos que los programas de las diferentes materias casi nunca permiten desarrollar con el nivel de profundidad necesario. Por eso, lo primero que quiero hacer es agradecer ese trabajo que se hace desde las diferentes áreas, en este caso la de Contemporánea". Indicó que se pretende ofrecer a los participantes "la posibilidad de dar a conocer las aportaciones de especialistas de diferentes ámbitos temáticos que coinciden con nuestras propias líneas de investigación. De este modo, en ediciones anteriores, tuvimos ocasión de tratar aspectos como Las mujeres en el franquismo y la transición a la democracia, el pasado 2024; el Terrorismo y la política de defensa en la transición a la democracia en la edición del año 2023; La Falange en el 2022; Las relaciones entre Historia y Sociología (edición de 2021) o Europa y las transiciones ibéricas en 2020, por solo recordar el hecho en el último quinquenio. Y en varios de estos casos los resultados de estas Jornadas han visto la luz en forma de libros colectivos, lo que también pienso que da una idea de la calidad de las conferencias que aquí se presentan". Como en los últimos años, señaló Prada que se mantiene "el formato en línea con el fin de facilitar a todo el alumnado interesado la posibilidad de acceder a las comunicaciones más allá de las fechas oficiales de la celebración de las Jornadas, que también es lo que nos permite contar en esta ocasión con especialistas reconocidos en el ámbito de sus respectivas intervenciones".
Conferencias
La primera conferencia la ofreció Nicolás Sesma, profesor titular de Historia Contemporánea en la Université Grenoble Alpes. Su título, Regionalistas de toda la vida. Estrategias de reconversión política durante la transición. Su presentación realmente se centró en las personalidades políticas franquistas que supieron reciclarse. Mencionó estrategias que utilizaron y aprovecharon para reciclarse y obtener un grado de credibilidad en sus discursos.
Señaló Sesma que en un momento de cambio e incertidumbre política, como el de la Transición, "las reivindicaciones locales y regionales se perfilan como vía para marcar perfil propio para una parte de la clase política del régimen, en especial para los militantes del Movimiento". Añadió que la ausencia de elementos administrativos para la aplicación de los Planes de Desarrollo abrió la puerta a una comprensión, sobre todo regional, pero también local, a la realidad institucional y política". Según el ponente, la percepción del fenómeno regionalista "no es uniforme, así como las causas regionalistas que llevan a distintas personalidades a integrarlo en su discurso (cálculo político, convicción personal) y su posterior traducción política durante la transición". De igual modo señaló Sesma que optar por la vía regionalista o localista no garantiza el éxito.
El ponente se centró en Aragón mostrando la reconversión de varias personalidades políticas. Mencionó la disociación de intereses dentro de la coalición franquista, "contradicciones en los proyectos del régimen ante sectores agrarias o partidarios de la industrialización, sectores económicos dedicados a la exportación o al mercado interior".
Nicolás Sesmas citó igualmente que las élites franquistas locales y regionales vivieron una consolidación de sus vínculos territoriales, reforzados por la introducción de elecciones al Tercio Familiar (en las Cortes y Ayuntamientos). Desde mediados de los años 60 del siglo XX, indicó el ponente que surgió un horizonte de expectativa, es decir, sobrevivir personal o institucionalmente a la muerte de Franco, sobre todo por los franquistas "inteligentes", con capacidad de distanciación y desalineación.
Hubo contradicciones económicas o tácticas que ahora se presentaban en forma territorial. Por tanto, esas personalidades, "sin poner en cuestión en ningún momento la legitimidad de la dictadura ni el conjunto del sistema político, trataban de marcar un perfil en torno a unas cuestiones, de pasiones movilizadas que permitieran construirse una base propia y más duradera de poder".
En Aragón hubo un regionalismo conservador. En la burguesía aragonesa se fue desarrollando un sentimiento de exaltación aragonesa. La ejecución de los planes de desarrollo implicó la no adecuación de las estructuras administrativas públicas a las exigencias del desarrollo regional.
El ponente citó algunos casos de oposición a proyectos desde el ámbito local o regional. Así, la Base Aérea de Zaragoza motivó estrategias de las élites locales y regionales para consolidar su poder y especialmente su credibilidad ante la población, que ahora serían electores, ya no súbditos. Había descontento porque el personal de la base tenía inmunidad diplomática, y había casos de escándalos, o de aumento de precio de la vivienda. "Las élites consolidan su credibilidad exponiendo los problemas desafiando al gobierno central con este tema de la base zaragozana. Ramón Luján, en el Heraldo de Aragón, en 1970, criticaba la presencia e inconvenientes de la base aérea.
Otro tema de aprovechamiento por parte de las élites fue el trasvase del Ebro. El cronista de Radio Zaragoza, José María Zaldívar Arenzana fue elegido en 1967 procurador por el Tercio Familiar. Fue miembro de las Cortes Trashumantes, grupo fundado por los procuradores tradicionalistas de Navarra y Guipúzcoa (Antonio Arrua, Manuel Escudero Rueda, José Ángel Zubiaur y Auxilio Goñi) cercanos al pretendiente Carlos Hugo, que abogaba por una descentralización basada en el sistema foral. Zaldívar interpeló al gobierno de Franco sobre la atención a Zaragoza y a su provincia en los acuerdos España-USA y en la cuestión del trasvase hidráulico.
Otro problema con rédito para las élites políticas locales y regionales fue la oposición a la central nuclear de Chalamera, en 1975. El 8 de mayo de aquel año, más de 200 vehículos marcharon hacia la capital para manifestarse ante el Gobierno Civil. Antonio Lacleta aprovechó para posicionarse en contra de la central. Hizo que el ayuntamiento aprobase una moción contra dicha central y logró que los manifestantes expusiesen sus quejas al gobernador civil.
Lacleta fue secretario del SEU en los años 40, era médico de familia y trabajó en varios pueblos de Huesca. Fue alcalde de dos de ellos y diputado provincial, además de procurador en Cortes por los municipios de Huesca. En 1971 fue elegido procurador familiar en Cortes, y en 1972 llegó a ejercer la alcaldía de la capital oscense. Al fallecer Franco, dimitió como regidor municipal. Posteriormente Manuel Fraga lo nombró director de AP en Huesca. En 1983 fue elegido diputado en las primeras Cortes democráticas de Aragón por el grupo popular hasta su retirada.
Los trasvases motivaron que desde Radio Zaragoza con Julián Muro, procurador del Tercio familia) y el Heraldo de Aragón lanzaron en 1971 toda una campaña en contra, avalada por 300.000 firmas. Hasta Fuerza Nueva criticaba la operación. Y aquí el ponente destacó a Hipólito Gómez de las Rocas, que presidió la Diputación Provincial de Zaragoza entre 1974 y 1977, y se oponía al trasvase. En noviembre del 74 impulsó la Asamblea Permanente de las tres diputaciones aragonesas, con el objetivo de constituir una mancomunidad. Tuvo ofertas de Acción Regional y de UCA para encabezar sus listas al Congreso por Zaragoza, pero sorprendió a todos presentándose con su Candidatura Aragonesa Independiente. En las elecciones de 1977 este partido logró un diputado y un senador.
Procesos electorales municipales
Las elecciones municipales del Tardofranquismo. Estabilidad y renovación fue el tema expuesto por Amado Tierra Lozano Martínez, Contratado predoctoral de la Uvigo. Abordó los procesos electorales municipales del tardofranquismo; los celebrados en 1970 y 1973. "Este marco temporal sirve tanto para elaborar un panorama de la realidad municipal en la última década del franquismo como para trabajar elementos claves a la hora de aproximarse a la electividad en la dictadura", dijo el relator.
Usando estos dos comicios como hilo conductor "se aborda una serie de cuestiones de interés para el análisis de las elecciones municipales: la participación electoral, el marco legal, la actividad política del régimen y la propaganda. Así mismo, se recogen estos procesos electorales como pieza en el marco del conflicto que se desarrolla en el seno del régimen entre los sectores denominados tecnocráticos y los denominados azules", añadió Tierra Lozano.
En el ámbito de la participación trató de sus diferentes caras según el contexto político, así como la aplicación del artículo 55 y sus funciones. Respecto del marco legal, además de un resumen de los marcos establecidos por la normativa de las décadas de los 40-50 el ponente se refirió a las diferentes novedades y modificaciones que en el ámbito electoral se produjeron desde la década de los 60. La actividad política del régimen queda recogida a través de los informes elaborados por las distintas instituciones del Gobierno y el Movimiento sobre los candidatos, los procesos y los resultados, así como de la ya mencionada propaganda electoral institucional, que se abre también a los candidatos en esta etapa. "Todos estos elementos fueron tratados desde dos perspectivas: su relación con el conflicto abierto entre el Movimiento y los tecnócratas, y la heterogeneidad existente entre territorios, con contextos muy diferentes a la hora de afrontar las elecciones municipales en cada provincia". Esta conferencia concluyó haciendo el orador una valoración del ámbito electoral municipal como campo de estudio del tardofranquismo en su relación con los procesos nacionales; igualmente destacó la necesidad de elaborar diferentes marcos interpretativos a la hora de estudiar los comicios, teniendo en cuenta la ya aludida variedad de realidades territoriales, y la ambigüedad a la hora de aplicar la legislación en el franquismo, que se mueve entre la legalidad y la paralegalidad, según las necesidades.
Ciudadanía y cambio social
Adrián Martínez Garrido, investigador predoctoral y profesor interino de la Uvigo, habló de Ciudadanía y cambio social en la transición a la democracia. Planteó la importancia de analizar, interpretar y evaluar la contribución de la ciudadanía a la transición producida desde el régimen franquista autoritario al sistema democrático liberal. Valoró el modo en que influyó, a través de una sociedad civil en un grado significativo de desarrollo, en la evolución de la dictadura desde mediados los años cincuenta, en las tensiones suscitadas entre sus sustentadores y en la decisión que llevó a su desmantelamiento.
"Entendida como un proceso coral, la Transición fue fruto de la interacción de diversos factores y actores, encontrando, entre estos últimos, la influencia mutua entre las élites políticas y una sociedad moderna y compleja", dijo el ponente. A lo largo de su intervención, prestó atención al deseo de participación y de homologación con el entorno europeo occidental mostrado por la ciudadanía española, la valoración de la reconciliación nacional y el deseo mayoritario de eludir la involución, "pero también de evitar un proceso revolucionario que pudiese estimular una nueva división entre vencedores y vencidos. Antes de la muerte de Franco, resultaba evidente la existencia de una dicotomía entre las estructuras políticas rígidas y autoritarias de la dictadura y una sociedad con hábitos, inquietudes e intereses semejantes a los países democráticos de su entorno", indicó Martínez Garrido.
Explicó el ponente que en el marco de la relación establecida entre la sociedad civil y el Estado, "se advierte el modo en que la ciudadanía transgredió los límites políticos oficiales, cómo lo interpeló y logró diferenciarse de él. Esta situación propició diferentes interpretaciones en el seno de la dictadura acerca de cuáles debían de ser las condiciones encargadas de regir la participación y regular la representación política de los españoles. Tensiones y enfrentamientos que, prolongados durante dos décadas, se agudizaron y tornaron en inquietud y temor conforme se aproximaba la inexorabilidad del hecho sucesorio y el disenso se diversificaba entre amplios sectores sociales. Un alejamiento gradual de la sociedad del que, como demuestran informes y testimonios de actores integrados en el Régimen traídos a esta conferencia, la dictadura no sólo fue consciente, sino que reconoció encontrar a los motores más cualificados del país".
"Oposición pública hacia medidas legislativas, incitaciones a la protesta, expresiones de conflictividad, concepciones de la autoridad incompatibles con prácticas dictatoriales de poder, críticas al centralismo, defensa de los derechos de las mujeres o reproches y muestras de solidaridad ante medidas represivas que, sumados al efecto deslegitimador que provocó la crisis económica internacional a partir de 1974, quebraron la confianza en la operatividad del sistema y constataron la extensión de una cultura política democrática. Un comportamiento social que, además de mostrar lo ineludible de un horizonte democrático, constituyó un fundamento esencial para el éxito de la transición, al situar a las élites, en la fase final de ese proceso, ante el dilema de reforma o ruptura, condicionando y presionando para la definitiva toma de decisiones institucionales encaminadas al cambio de sistema político", terminó Adrián Martínez.
Diputaciones en transición
Carlos Lozano González, investigador predoctoral de la Uvigo y profesor de Enseñanza Secundaria, se centró en las Élites y poder local. Las diputaciones provinciales en la transición a la democracia. El ponente abordó el papel de las Diputaciones Provinciales y las características de su personal político durante el proceso de transición al actual régimen democrático en España (1975-1979). Y, para ello, analizó su evolución histórica, la composición de las élites que las dirigieron y su transformación durante este período. "Estas instituciones, con más de dos siglos de historia, han estado vinculadas al poder y a la Administración local, desempeñando funciones plenamente administrativas a lo largo de los diversos regímenes políticos contemporáneos en España. Las diputaciones, recogidas legislativamente por vez primera en la Constitución de 1812, son deudoras del modelo centralista francés en el contexto de construcción del Estado liberal. Su función inicial se limitaba a ser intermediarias entre los municipios y el gobierno central, con el gobernador provincial como figura predominante hasta la democracia presente".
Consolidadas a partir de 1835, a lo largo del s. XIX y el primer tercio del s. XX, "las disputas entre prismas más o menos centralistas marcaron su evolución. Durante el régimen franquista, estos entes perdieron su ya relativa autonomía y se convirtieron en instrumentos construidos plenamente para estar al servicio del gobierno central, siendo gestionadas por un personal político que representaba los intereses socioeconómicos de las fuerzas vivas de la sociedad y del Movimiento Nacional", destaca Lozano.
Las diputaciones provinciales desempeñaron un papel secundario en gestión local, "enfocándose en áreas como la infraestructura y la beneficencia, aunque con una capacidad de acción supeditada al poder central y a las restricciones presupuestarias. La muerte de Franco en 1975 y la promulgación de la Ley de Bases del Estatuto de Régimen Local ese mismo año, intentaron iniciar un cambio hacia la democratización, mas este fue limitado en su alcance y aplicabilidad por la propia situación de cambio". En el período transitorio, y siguiendo la línea ya iniciada en la década previa, las diputaciones experimentaron cambios en su composición. "Aunque las élites tradicionales mantuvieron cierta presencia, emergió una nueva generación de políticos y técnicos vinculados al desarrollismo. Estos nuevos perfiles, más jóvenes y profesionales, contrastaban con las figuras conservadoras y propietarias que habían dominado previamente estas instituciones. Además, el sistema electoral del franquismo, basado en compromisarios y entidades controladas, limitaba la participación ciudadana. Sin embargo, comenzaron a surgir dinámicas que favorecían una relativa apertura y una mayor diversidad socio profesional en los cargos. Esto se reflejó en la incorporación de figuras femeninas y de sectores técnicos, aunque las diputaciones siguieron siendo un espacio predominantemente masculino y elitista".
En suma, "el análisis socioeconómico de las élites de las diputaciones revela _dice Lozano González_, una continuidad con el pasado, aunque con matices. Profesiones liberales como abogados y médicos seguían presentes, pero también se observó un aumento de técnicos y funcionarios, más gestores que políticos, que reflejó el cambio en la estructura social y económica de España. En las áreas rurales, estas continuaron dominadas por grandes propietarios y representantes de cooperativas agrícolas, mientras que, en zonas más urbanizadas, las fuerzas económicas y empresariales consolidaron su influencia". Además, durante este período, las Diputaciones Provinciales mantuvieron un perfil bajo en términos de gestión y representatividad, funcionando en un estado de provisionalidad que reflejaba la provisionalidad del momento. "Este vacío de liderazgo y la falta de reformas estructurales limitaron su capacidad para adaptarse plenamente al nuevo contexto democrático, situación motivada por el retraso en la celebración de los comicios locales hasta el 3 de abril de 1979, acabando por convertir a las diputaciones en el último reducto de la Administración local franquista", manifestó el ponente.
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