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Campus UNED

Tres hermanas de Ribadavia que salvaron de la muerte a cientos de judíos 

7 de octubre de 2022

El arquitecto Julio Touza Rodríguez disertó en la UNED contando las hazañas de su abuela Lola y sus tías, Amparo y Julia Touza, consideradas como las Schindler gallegas por la labor de rescate de judíos y su envío a Portugal desde Ribadavia, donde residían. Una historia de generosidad y épica que ha conseguido el reconocimiento internacional para estas tres mujeres, consideradas en Israel como Justas entre las Naciones.

OURENSE, 7 de octubre de 2022. UNED Ourense ofreció esta tarde una magnífica conferencia sobre las hermanas Touza de Ribadavia, a cargo del nieto de Lola, una de ellas, Julio Touza Rodríguez. Esta intervención fue el aporte de Ourense al ciclo Sefarad: historia, cultura y arte del mundo judío en la península ibérica, organizado por el Campus Noroeste de la UNED.  Se celebró en el salón de actos del centro asociado ourensano donde el ponente fue presentado por el director, Jesús Manuel García Díaz. En el salón había 14 espectadores, la mayoría de la saga familiar Touza, y a través de Internet más de 700 personas desde casi una veintena de países más de América, Europa y hasta alguien que siguió el acto desde Israel. Fue una hora de máximo interés y cargada de emoción al escuchar lo que las tres de Ribadavia hicieron tratándose, como dijo de ellas el ponente, de unas señoras "para las que lo primero eran los demás y después los otros, nunca ellas".

Julio Touza Rodríguez explicó que las tres hermanas nunca comentaron aquella operación tan arriesgada a nadie que no fuesen ellas y quienes formaban la red que habían tejido para evitar la muerte de judíos. “El nombre de aquel flaco judío-alemán de los ojos azules, llegado de Lyon, de donde se había escapado del campo de concentración con un asturiano al que las balas nazis mataron tras la huida, fue uno de los muchos que Lola y sus valientes cómplices se llevaron a la tumba, pero no han sido sus familiares quienes han descubierto el juramento de silencio que las Touza se hicieron en vida, sino un viejo judío neoyorquino que por 1964 quiso saber qué había sido de aquella mujer que le llevó una noche sin luna a la libertad, al otro lado de la frontera”. Aquel hombre se llamaba Isaac Retzmann y, “como tantos otros salvados por la cantinera ribadaviense, pudo alcanzar América en 1943. Retzmann había conocido a un emigrante gallego en la Gran Manzana, Amancio Vázquez y, sabiendo que éste volvía a su país natal de vacaciones, le pidió encarecidamente que preguntara por las hermanas Touza. Tenía 70 años y una delicada salud que le hacía presagiar una muerte anticipada”, dijo el ponente. “El encargo terminó llegando a un librero de Vigo, Antón Patiño Regueira, y con él empezó a alumbrarse esta historia oculta que Crónica del periódico El Mundo desveló en exclusiva en un artículo de Paco Rego (Antón dejó escrito antes de morir, en 2005, el esbozo de la verdad de estas heroínas de Ribadavia). Antón se interesó por la historia y se reunió con ellas poco antes de su muerte, en el año 2005, y dio a conocer los hechos en su libro Memoria de ferro” , señaló Julio Touza, añadiendo que durante la Segunda Guerra Mundial, miles de judíos escaparon del terror nazi a través de España.

“Haim Avni, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén y el historiador Bernd Rother coinciden en que a Franco le resultaba indiferente el tránsito de judíos a través de España, aunque se cuidó mucho de impedir el asentamiento no permitiendo que entrara ningún nuevo contingente de refugiados, hasta que el anterior hubiera abandonado el territorio español. Coinciden también en que los españoles veían a los judíos como extranjeros. El drama de la persecución nazi no estaba presente entre ellos, y agregan que la ayuda de los españoles a las víctimas se basó en la solidaridad. De Lola Touza, la más bella de las hermanas, se sabía que su imagen había ilustrado una estampa que circuló por el frente de guerra del 36 para animar a las tropas, que los niños de Ribadavia aprovechaban los recreos del colegio para ir a su quiosco a probar deliciosos dulces caseros, y que era una madre soltera más, de las muchas de la época. Lo que nadie sospechaba era que la popular mujer de la cantina valía mucho más por lo que callaba, explicó el conferenciante en la UNED.

Las hermanas Touza, Lola, Amparo y Julia vivían en un peculiar casino, en el que se jugaba a las cartas y había un salón de baile, lugar también en el que las hermanas, en los duros años de la posguerra, daban de comer y ofrecían ropa a gente que se veía obligada a emigrar en busca de trabajo. “Regentaban además un kiosko, la cantina de la estación de tren de Rivadavia, con lo que estaban al tanto de la clandestinidad acaecida tras la guerra, siendo un zulo de la cantina el escondite que utilizaban algunos vecinos para guardar el Cafe Sical que conseguían de contrabando”, apunta Julio Touza. 

García Díaz y Touza Rodríguez vivieron con el público una sesión emocionante al recordar la gran obra de las hermanas Touza Domínguez sin ser mujeres adineradas.

“Su casa estaba separada tan solo unos metros de las ventanas del Ayuntamiento de la villa donde se encerraba al principio a los presos durante la guerra civil. Ellas llevaban comida a los presos, y desde la cantina de la estación ayudaban tanto a los presos que eran transportados en convoyes a las cárceles de Vigo como a los soldados que se apretaban en vagones de camino al frente (muchos casi niños). Fueron encarceladas durante la guerra civil por socorrer a presos”, relató el ponente arquitecto, manteniendo el interés del público. 

“Con aquel hombre del andén, las hermanas Touza empezaron a tejer una red de fuga (dicen que la más importante de la península). Esta red se iniciaba en Girona, en la frontera con Francia, y en un primer tramo llegaba hasta Medina del Campo, y desde allí continuaba hasta Monforte y Rivadavia, donde solían llegar los judíos perseguidos al anochecer (judíos y otros perseguidos llegaban a Ribadavia marcados y contactados desde Monforte. Los enlaces los conducían hasta ellas en su cantina de la estación y corrían con los gastos de coches y guías que esperaban al otro lado de la frontera). En la fase final, eran llevados a la frontera portuguesa, y desde el país vecino embarcaban rumbo a América o al norte de África. El Cantábrico era más peligroso por estar más controlado por los alemanes. Para esta labor se rodearon de colaboradores fieles hasta la muerte como José Rocha Freijedo y Javier Mínguez Fernández el Calavera, ambos taxistas; Ricardo Pérez Parada el Evangelista, un tonelero que había aprendido inglés y polaco siendo emigrante en Nueva York y hacía de traductor, y el barquero Ramón Estévez. Según la ruta que eligiera Lola (tenía 3: por senderos, por carreteras de tercera y cruzando el Miño), actuaban sus cómplices, héroes anónimos también”, relató este descendiente de las hemanas Touza.

 Conseguir dinero para la causa clandestina

“Con los bailes organizados en el casino, no solo sacaban un dinero extra para capear las penurias de la posguerra, si no que hacían caja para su causa clandestina. Ramón Estévez Arango dice de Lola que ‘a su lado nadie pasaba hambre. Vendía cualquier cosa con tal de ayudar a un solo judío, porque era una persona extremadamente generosa’. Con el dinero conseguido pagaban algunos favores, y el resto se lo daban a los judíos escapados. Todo empezaba con la llegada de un convoy señalado a la estación de Ribadavia. Lola esperaba con su cesta llena de rosquillas, caramelos y dulces de almendra en las manos”.

A veces los ofrecía por las ventanillas desde el andén, y otras veces se subía al tren y recorría los vagones con su mercancía. “Entonces se encontraba siempre con alguien que le anunciaba la llegada inminente (día, hora y vagón) de una nueva tanda de judíos. Los días de llegada, Lola era la primera en abandonar el quiosco, y auxiliaba a los judíos que llegaban. Los escondía en su casa y les daba alojamiento y manutención con la complicidad de sus hermanas. El mensaje de que unos judíos estaban a punto de llegar corría a los oídos del Calavera, y en el silencio de la noche elegida se consumaba la fuga a bordo de su taxi, un Dodge negro americano”.

La revista sefardita Aki Yerushalayim, de cultura judeo española, en su número 83, correspondiente a abril de 2008, dedicó en Israel unas páginas a las tres mujeres de Ribadavia. Es un texto de Lolin Lira Pousa poniendo en conocimiento del mundo semita la hazaña de Lola, Amparo y Julia Touza Domínguez.

Placa que luce en la capital de O Ribeiro desde el homenaje hecho a las tres mujeres en el año 2008.

El 7 de septiembre de 2008 recibieron en su Ribadavia natal un emotivo homenaje póstumo en reconocimiento a su labor de ayuda desinteresada a judíos perseguidos por el nazismo durante la II Guerra Mundial. Todo comenzó gracias al librero y escritor Antón Patiño Regueira, cuando se edita su libro Memorias de Ferro en 2005 por la editorial A Nosa Terra

Como una promesa hecha a Lola Touza, que consistía en publicar el libro cuando el último de los dos hubiese muerto. Y así se hizo. “Es entonces, cuando la noticia desborda el interés en medio mundo y aparecen cientos de personas que quieren saber más de una historia tan humana y ejemplar. El primero que investigó fue el periodista de El Mundo, Paco Rego, con su famosa crónica del 12 de octubre de 2008, y tras consultar con sus corresponsales en Israel que investigaron en profundidad esta historia pudo confirmar y publicar lo que a partir de entonces sería una espiral de interés y de reconocimientos. Desde el cielo, donde el bueno de Paco nos observa, le recordamos con admiración y agradecemos su empuje y sus investigaciones”, expuso el ponente.

Esta es la portada del librito editado por A Nosa Terrra con el que muchos se enteraron de la gesta de las tres mujeres de Ribadavia.

La prensa internacional se hizo eco de la historia y en Galicia, de manera especial El Faro de Vigo hizo un suelto dominical incorporando además el reciente homenaje que las autoridades de Ribadavia habían hecho a las hermanas Touza a las que nominan como Loitadoras pola liberdade. Recoge también el homenaje que el Centro Peres por la Paz rindió a las hermanas Touza plantando un árbol significativo en las colinas de Jerusalén con el nombre de las tres mujeres de Ribadavia.

“Importantes comunicadores del mundo de la radio y de la prensa comenzaron a escribir sobre esta gesta. Lola Touza (La madre, como todos la conocían) empezó a conocerse como una heroína de corazón y de alma. Lola había fallecido en 1966, Amparo en 1981 y Julia en 1986. No quedaba ya nadie, ni su hermano Camilo, fallecido en 1974, ni su hermana Isolina fallecida en 1968. Solamente su hijo Julio, enterrado hoy en el mismo nicho que su madre Lola y fallecido en 2002, y sólo alguno de los héroes que colaboraron en la clandestinidad como Ramón Estévez (tanto el Rocha, como el Calavera, como el Parada habían fallecido también). Famoso y magnífico artículo es el publicado en una revista de historia escrito por su director Bruno Cardeñosa. Fue un aldabonazo de aire fresco, por cuanto recordaba (él de niño las conoció) la generosidad de corazón y la valentía de ánimo como motores de una gesta inolvidable”, contó Julio Touza Rodríguez en esta ponencia del Campus Noroeste de la UNED.

Homenaje en Ribadavia     

En el año 2008 desde el Ayuntamiento de Ribadavia se rindió un homenaje especial a las tres hermanas. “Desde ahí surgió como prominente la figura de José Ramón Estévez, historiador e hijo y nieto de dos que colaboraron con las Touza. Nadie como él ha profundizado tanto en la investigación de su historia que cuenta además con el aval de su padre, Ramón, magnifico de memoria cercano ya a los 100 años”.

Dijo el ponente que José Ramón ha investigado en numerosas direcciones y apunta muy directamente a la posible conexión con otro gran hombre: “el portugués Aristides de Sousa Mendes, cónsul de Portugal en Burdeos, que libró salvoconductos para millares de judíos durante la Segunda Guerra Mundial y que fue posteriormente desposeído de títulos y bienes por el gobierno de Oliveira Salazar. Hoy, sus nietos, desde su fundación en Nueva York suministran datos increíbles a nuestro historiador de cabecera. Gracias José Ramón”.

Las hermanas Touza habilitaron el escondite para los perseguidos en el quiosco de la estación de Ribadavia y en su propia vivienda, esta casa contaba con un sótano, disimulado bajo un falso suelo, de unos 20 metros cuadrados excavado bajo tierra y acomodado para el refugio de los huidos, allí comían y descansaban hasta el momento de partir hacia Portugal.

Estación de Ribadavia en cuyo andén puede verse la hoy desaparecida cantina que atendían las hermanas Touza Domínguez.

Ribadavia conserva una excelente judería fruto de la tradición sefardita incluso después de la expulsión  de los judíos por parte de los Reyes Católicos; su arquitectura, sus calles reptantes, sus soportales y sus plazuelas recuerdan a otras juderías importantes como Toledo, Cáceres, Córdoba, Lucena o Hervás. Julio Touza mostró una imagen del soportal donde se albergaba la judería más importante de Ribadavia así como el plano en el que se explican las rutas de huída desde Polonia y Alemania hasta Francia, su paso por Girona por ferrocarril hasta Medina del Campo, Monforte y Ribadavia. Esta última era la “estación libertad”, el lugar secreto en que Las madres socorrían a los fugados, los escondían y protegían en su ida hasta Portugal.

Libros, cine y teatro

Citó, además, los libros del periodista Diego Carcedo, como Entre bestias y heroes: los españoles que plantaron cara al holocausto, que obtuvo el XXVIII Premio Espasa de Ensayo 2011. Julio Tuza citó algunos de los libros que tratan sobre las hermanas Touza escritos por Emilio R. Barrachina, Vicente Piñeiro o Ana María Mejuto. Igualmente se refirió al “excelente relato infantil de Alexandra Touza, nieta de judíos que sufrieron el martirio de Auschwitz”. Y, por supuesto, a la obra teatral titulada Las Touza, representada en México y protagonizada por  Laura Aréchiga, Adriana Focke y Sandra Garibaldi.

“Inspirada en la historia de las Hermanas Touza, la película Lobos sucios, dirigida por Simón Casal y protagonizada por Marian Álvarez, Manuela Vellés, Isak Férriz, y Pierre Kiwitt, narra la historia de tres hermanas gallegas en la zona de Monforte, las minas de wolframio y la implantación de los nazis en la zona. Una de tantas pasadas en la historia, pero sin centrarse en ella”, señaló el conferenciante.

El público que asistió presencialmente a la conferencia en la sede de UNED Ourense siguió con gran interés la historia que contaba Julio Touza.

Señala Julio Touza que entre quienes han tenido la iniciativa de honrar y recordar la gesta humanitaria de estas tres hermanas “está la viguesa Alexandra Touza, con parentesco a través de la familia de su padre Felipe y nieta por parte de su madre de un superviviente del campo de concentración de Auschwitz. Elaboró entre otros temas un cuento que relata la historia de tres mujeres y ha sido distribuido entre los niños de numerosos colegios con el patrocinio de la Xunta de Galicia. Las tres de Ribadavia, Lola, Amparo y Xulia Touza, son además parientes lejanas de Alexandra, otro motivo para dar a conocer su historia, que cuenta con el apoyo de la Xunta, la Asociación Galega de Amizade con Israel, la Asociación de Mulleres Executivas de Galicia y la Diputación de Ourense, entre otros organismos participantes”.

La historia de las hermanas Touza llegará a Hollywood de la mano del director y escritor Emilio Ruiz Barrachina, que publicó la novela Estación libertad, y está en fase de pre-producción.

Entre las numerosas semblanzas que han querido recordar a las hermanas Touza, dice Julio que “sin duda la del investigador José Ramón Estévez (hijo de Ramón el barquero que siendo mozo acompañó a alguno de los judíos ocultos por las Touza, hasta la frontera de Portugal) es la que más profundiza la parte humana de quienes fueron conocida también como las Madres. Es un escrito reciente en el que desgrana quiénes fueron las hermanas cuál era su coraje, cuál su actividad incansable en todas las obras sociales y cómo familias de uno y otro bando acudían a Lola para confiarle sus más graves problemas, incluso la vida de alguno de los suyos… Especialmente plantea la posibilidad que no estuvieran solas en su gesta y hablan del Doctor Samuel Sequerra, judío portugués; de David Blickenstaff y sobre todo, de Arístides de Sousa Mendes; investigaciones que continúan y que sin duda ofrecerán más luz sobre estos episodios”.

Julio Touza fue presentado por el director de UNED Ourense, Jesús Manuel García.

Cuenta, el periodista italiano A. Gaspari en uno de sus libros sobre el holocausto que “he hecho decenas de entrevistas y recogido testimonios originales e inéditos de personas, por lo demás esquivas y reservadas, que han aceptado contar sus vivencias solo a condición de que sirvieran para la búsqueda de la verdad histórica. He encontrado judíos que no habrían sobrevivido sin estos ‘ángeles de la caridad’ y he conocido historias que remueven las entrañas y abundan en el martirio, pero el árbol de la vida, tan duramente golpeado por las ofensas de la guerra y la intolerancia racial continúa alimentándose gracias a la valentía y la caridad de miles de héroes desconocidos”. No debe sorprender que estos hechos, , indica Julio Touza, “aunque excepcionales, solo se encuentren en crónicas personales y recuerdos que alguien recupera, pasado el tiempo. Las circunstancias requerían que no quedara prueba alguna de la acción clandestina, confiando la difusión en todo caso, solo a comunicación oral; como guardándose del miedo de aquel manifiesto de la raza, promulgado en 1938 en un clima de propaganda antisemita, comienzo sin duda de una persecución implacable hacia el pueblo hebreo, que habría de conducirle al exterminio”.

Reconocimientos:

  • Efi Stenzler, presidente del Directorio Mundial (Karen Kayemeth L´eisrael), ha enviado un escrito de reconocimiento, al nieto de Lola y sobrino de Amparo y Julia certificando que ha sido plantado un árbol en las colinas de Jerusalén, con su nombre (plantar un árbol en la alegoría judía simboliza la vida que perdura y se reproduce, como sin duda ocurre con el ejemplo dado por los justos. Para los judíos este reconocimiento, según Emanuele Pacifi, presidente italiano de Amigos del Yad Vashem, equivale a la causa de beatificación de la Iglesia Católica.
  • Ron Pundak, director General del The Peres Center for Peace en Israel, ha escrito también a Julio Touza una misiva de reconocimiento, para honrar la memoria de las tres hermanas de Ribadavia, por su labor humanitaria a favor de los fugitivos judíos perseguidos en Europa durante la Segunda Guerra Mundial, testimoniándole el honor y consideración de tan alta Institución, hacia las tres mujeres.

  • Isaac Siboni, presidente de la Asamblea Universal Sefardí, ha manifestado su  admiración y gratitud, en un escrito remitido a Julio Touza manifestándole además su deseo de estar presente en los actos de homenaje de Israel por la importancia que el pueblo judío da a estos acontecimientos. Sin duda, la expectación supera todas las previsiones, y trasciende muy por encima de los que sus promotores esperaban.

  • La comunidad judía en España (La Federación de Comunidades Judías Españolas) y sus representantes en épocas distintas, Isaac Siboni, Isaac Querub, y David hatchwell, han valorado enormemente la gesta heroica de las hermanas Touza“. En agosto de 2008 la Asamblea Universal Sefardita y en su nombre el presidente Isaac Siboni remitió a Julio Touza, nieto de Lola Touza y sobrino de Amparo y Julia, una carta de admiración y gratitud testimoniando que “aún a riesgo de sus propias vidas salvaron a sus semejantes, nuestros hermanos, de una muerte segura, haciendo honor a la humanidad”.
  • Arístides de Sousa Mendes, embajador de Portugal, ayudó a la Real Familia Ducal de Luxemburgo a la huída del exterminio nazi con la colaboración de las hermanas Touza de Ribadavia hacia Portugal para embarcar después a los Estados Unidos de América. La familia estaba encabezada por la Gran Duquesa Charlotte quien escribió de las hermanas de Ribadavia: “Sus méritos en una época de tragedia y pánico siempre serán recordados por los refugiados de Luxemburgo, muchos de ellos de fe judía, por los miembros del Gobierno de Luxemburgo, y por mi propia familia, que fue salvada por su iniciativa y les permitió llegar hasta un país libre. Él y quienes con él colaboraron tienen nuestra gratitud eterna.”

Una gran ovación puso el final a esta intervención que sorprendió a no pocos de los participantes  en este ciclo del Campus Noroeste de la UNED. La próxima conferencia será el día 13, desde UNED Zamora, con la participación del investigador Jaime del Álamo Benmergui, de la Universidad de Salamanca, que hablará de Memorias de Serafad: negociaciones de la condición judía entre los exiliados de Tánger y La Habana. A partir de las 18:00 horas.

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